lunes, 15 de noviembre de 2010

Ojú que bien, olé

Ayer, Por un momento, llegué a pensar que volvía a estar en la casa hermandad rodeada de vasos de coca cola con nombres en el reverso del vaso, y de monstruitos bailando waka waka y cantando “desde Sevilla vengo”. Volví a ver al gordi llorando por uno de tantos castigos que “no” se merecía, a Ángel dando vueltas al pozo, a Iván “El terrible” ligando con Lorena, al niñato bebiendo cerveza, a Tinoco con cara de enfermito, a Concha cafreando el castillo hinchable, a Alisa llamando “mamá postiza” a la Toto, al Patillas y a Rocío todo el día con Carmen en brazos en modo “happy family”, y cuando la soltaban se escucha ese grito de “¡el culo del Richiiiiiiiiiiiiii!” (para todos aquellos que no conocen a Carmen, “Richi” es Ricardo, el hermano mayor de la hermandad).
Estos solo son unos pocos, de los muchos momentos que yo viví en esa semana del 18 al 26 de Julio, y que ayer por un instante reviví. Lo reviví para mí, para mis adentros justo en ese instante en que cogí a Mayka o que Alisa me rodeo con sus bracitos. Cerré los ojos, sonreí para mis adentros y saboreé mis recuerdos.
Los echo de menos, echo de menos a los salvajes. Sí, son cafres, pero son mis cafres, y los quiero. ¿Quién no se comería esta cara?

¿Quién ve esta y no piensa “que arte”?



¿y a quién no se le escapa una sonrisa con el gordi?



Y no creáis que no, que eché de menos al “Estrellao”, a Siarhei, y a Dyma, mi niño por excelencia, al que hasta el verano que viene sé que no volveré a ver, con todo el dolor de mi corazón…



A todos aquellos que hicisteis para mí esa semana inolvidable y plenamente feliz, GRACIAS.
Porque además de echar de menos a los cafres, también echo de menos los momentos de porche de mi casa en pijama, manta y palomitas, abrir los ojos y ver a Tinoco y a Concha completamente empapados en mi habitación con intenciones de tirarme a una piscina donde los pipis se hacían unos largos para no perder forma, ver al niñato pasando buenos ratos con su mejor amigo, el tirador de Cruzcampo, acudir a casa de las vecinas a reírme un ratito con ellas y con mi prima, los cafés con Pilar, Mari Trini y Charo, el gato de Charo, el gato de Pepe-Richard, “tú te vas con Triana, yo con Sevilla”…
Y es que la sonrisa de esos niños me ha dado vida. Pero ayer los que teníamos la sonrisa inocente en la cara, ¿quiénes eran? ¿los enanos o los maestros?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.